En este impecable artículo, José Luis Manchón
pone de relieve la auténtica dimensión de la actual crisis y sus
detonadores, una crisis civilizatoria que tanto los sindicatos como los
partidos políticos -denominados de izquierda- se empecinan en afrontar
únicamente desde su perspectiva económica, reivindicando los primeros y
prometiendo los segundos la vuelta a un modelo social del todo
insostenible, basado en la explotación infinita de unos recursos
naturales limitados.
Esta postura reivindicativa, compartida por el
sindicalismo y la izquierda tradicional institucionalizada, no
cuestiona el sistema capitalista como modelo económico, sino, únicamente,
la imposición de algunas de sus medidas a las cuales está sacrificando,
de manera acelerada, nuestro subdesarrollado Estado del Bienestar y
nuestros derechos y libertades individuales y colectivos, instaurando un
estado policial represivo como arma disuasoria contra todas aquellas
personas que disientan y/o opongan resistencia.
Tal y como expone el
autor, el retorno al anterior escenario económico y social es del todo
imposible, por los argumentos que en el presente artículo desarrolla y
que focaliza en los siguientes aspectos: la Deuda, la Técnica, la
Explotación y la Finitud. En todo caso, desde mi punto de vista,
tampoco es deseable.
Este sistema en crisis ha arrastrado consigo, en su vertiginosa caída, a los valores democráticos, las libertades y la justicia social, privatizando, incluso, -o mejor dicho, sobre todo-, el poder. Sin embargo, esta doctrina capitalista es hoy una estructura mental y, como tal, permanece grabada indeleblemente en el imaginario colectivo de una parte importante de la sociedad, que es incapaz de imaginar otras formas de vida. Quizás porque también es incapaz, o no quiere, cuestionar el coste humano y medioambiental en el que se asienta este modelo económico.
Este sistema en crisis ha arrastrado consigo, en su vertiginosa caída, a los valores democráticos, las libertades y la justicia social, privatizando, incluso, -o mejor dicho, sobre todo-, el poder. Sin embargo, esta doctrina capitalista es hoy una estructura mental y, como tal, permanece grabada indeleblemente en el imaginario colectivo de una parte importante de la sociedad, que es incapaz de imaginar otras formas de vida. Quizás porque también es incapaz, o no quiere, cuestionar el coste humano y medioambiental en el que se asienta este modelo económico.
José Luis Manchón es estudiante de filosofía en la UNED, escribe en el blog El Faro Critico, donde puedes leer el artículo al que se hace referencia en esta entrada, y es coautor del libro 15M: La Revolución como una de las Bellas Artes (Amargod Ediciones), en el que han participado diversos miembros del grupo de investigación de la UNED Onlenher -Ontología, Lenguaje y Hermenéutica-, coordinado por Teresa Oñate, catedrática de filosofía y columnista, junto con otros miembros de este grupo, en el blog El Faro Crítico.
"Desde este sigilo escandaloso de los inicios, hasta este ruido asesino; sólo las voces podrán detener el ruido", de
La Revolución como una de las Bellas Artes.
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