dilluns, 10 de desembre del 2012

Porqué estoy en contra de la regulación de la prostitución





Beatriz Gimeno pone de relieve en este artículo, de manera clara y tajante, su postura contraria a la defensa de la prostitución como una actividad laboral y no comprende que determinadas personas situadas en posturas políticas de izquierda –también dentro del movimiento feminista- minimicen la barbarie que supone la explotación a la que muchas de las mujeres que se prostituyen están sometidas, así como la legitimación del patriarcado y del modelo económico capitalista y neoliberal que se deriva del apoyo a su regulación. 

La  aceptación y defensa de la prostitución como una actividad laboral es para la autora inaceptable, ya que el intercambio económico no se realiza en una situación de igualdad: la esfera en que se desarrolla esta actividad está ocupada básicamente por mujeres, por lo que se encuentra feminizada; el dinero, con el que se accede a este intercambio, (en el que no se compra únicamente sexo), y la situación, en muchas ocasiones, de precariedad económica de las prostitutas, sitúa al hombre, usuario de estos servicios en un 99,9%, (ya sea con mujeres o con otros hombres), en una posición de poder y, por tanto, de dominación. 

De hecho, si esta supuesta transacción mercantil no se realizara en estos términos de dominio y supremacía masculina, probablemente no existiría la prostitución, ya que es en esta práctica donde se (re)construye la masculinidad desde la perspectiva del hombre como ser destinado a someter, especialmente a la mujer, que ha sido situada tradicionalmente en una posición de inferioridad respecto del ser masculino, al cual debe la satisfacción de sus necesidades en todos los niveles de su relación con él.

Tal y como expresa la autora en este artículo, “la prostitución no es sexo, sino sexo masculino”.

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