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EL ACONTECIMIENTO #15M

No me fio de la incomunicabilidad, es la fuente de toda violencia. Jean-Paul Sartre

diumenge, 22 de novembre del 2015

¿Qué ha pasado en París? Que Occidente ha transmitido al resto del mundo la idea de que la violencia es la via para resolver los conflictos

El escritor y periodista independiente de origen belga Michel Collon, publica en el colectivo fundado por él, Investig'Action, una declaración en la cual analiza las causas del terrorismo, al tiempo que acusa a los verdaderos culpables de los trágicos sucesos ocurridos en París el 13 de noviembre. Michel Collon señala como responsable a Occidente, por haber trasmitido al resto del mundo la idea de que el uso de la violencia es el único instrumento para resolver los conflictos, (yo diría para provocarlos y así justificar actuaciones posteriores). Una violencia que está basada en la guerra, el racismo y la xenofobia, y denuncia, así mismo, el programa de EEUU para desarrollar conflictos bélicos en Afganistán, Somalia, Irak, Iran, Sudán, Líbia y Líbano. Algunos de los países del Norte que en las últimas décadas han sufrido actos terroristas como los perpetrados en Francia, han financiado a los grupos responsables de estos sucesos que hoy pretenden combatir o, como en el caso de España, han apoyado la invasión de otros estados. Los grupos terroristas financiados y entrenados por Occidente tienen sus propias agendas, distintas a las de los estados que los sufragan, y las alianzas se mantienen hasta que se dejan de compartir los mismos intereses y, entonces, son imposibles de "dominar y/o eliminar", que es lo único que el imperialismo capitalista entiende.  

El objetivo de los pactos establecidos con estos grupos armados ha sido imponer los intereses económicos de los países desarrollados, especialmente aquéllos relacionados con el petróleo, (pero también con otros recursos naturales), estableciendo, del mismo modo, oscuras alianzas con las no menos opacas monarquías de Arabia Saudita y Qatar. Además, Collon acusa a Turquía de abrir sus fronteras para facilitar el paso a Siria de decenas de miles de "yihadistas" de Europa para cometer las mismas atrocidades que en París, yo diría aún más crueles, porque la muerte, en determinadas circunstancias, a veces significa una liberación: no olvidemos, entre muchos otros casos, los suicidios de adolescentes yazidíes en Irak en 2014 tras las violaciones por parte de miembros del Estado Islámico. Así mismo, el periodista señala también como causa de la situación vivida hace una semana en París, al apoyo incondicional de EEUU y la UE al colonialismo israelí, que practica el genocidio contra la población palestina desde hace décadas. Recordemos que, en los ataques cometidos hace un año contra la población de Gaza, murieron varios soldados de nacionalidad norteamericana y de países europeos que combatían en las filas sionistas, así como la financiación por parte de EEUU de un ejército que sostiene el estado artificial de Israel con la fuerza de las armas:  "Palestina es un campo de concentración a cielo abierto", afirma el sociólogo estadounidense James Petras.

No hay que olvidar los intentos de muchos de los países en los que hoy se vive la violencia terrorista por implantar sistemas democráticos en sus estados y que han sido frustrados sistemáticamente por Norteamérica y los países del Norte, por lo que el escenario violento en el que viven es deseado y costeado por aquéllos que, hipócritamente, utilizan la barbarie de la guerra y la represión en nombre de la democracia. Hay que señalar, en todo caso, que la democracia es una estructura mental y, por tanto, imposible de implantar con la fuerza de las armas, la agresión o la imposición de ningún  tipo. Así pues, es un argumento que no sostiene ningún análisis cuando de invadir un país se trata.

Os invitamos a leer el artículo que publicábamos en este mismo blog el 29 de octubre de 2014. En él, el sociólogo y doctor en Socioeconomia Saïd Bomunana analizaba la manipulación y visión sesgada sobre el islam y la cultura musulmana que se hace en Francia, la utilización del término "yihadismo" de manera reiterada por los medios de comunicación de masas y la práctica de la política del antiterrorismo para crear un clima de miedo que posicione a la gran mayoría de la ciudadanía del lado del Estado, justificando actuaciones contra las libertades y derechos civiles y avalando el racismo y la xenofobia. Podéis leerlo cliclando aquí.

La administradora del blog

J'accuse et lance an appel 




Fuente fotografía: http://word.world-citizenship.org/wp-content/uploads/2008/12/michel-collon-belgium-rog-r90p-300x275.jpg

dissabte, 14 de novembre del 2015

Vivimos en sistemas tanato-políticos, donde el soberano gobierna mediante la muerte

Artículo de Jule Goikoetxea, doctora en filosofía y profesora de Ciencias Políticas en la Universidad del País Vasco. Publicado en la revista DIAGONAL.
Cuando empezó el ataque a Siria, ahora directamente relacionado con los acontecimientos de ayer de París, escribí sobre una idea que ha trabajado mucho Preciado. La idea de que toda tecnología de gobierno necesita inscribirse dentro de un aparato de verificación y que la violencia, en este sentido, es también un aparato de verificación.
Para justificar en su momento el ataque de Siria, Estados Unidos dijo, en boca de Kerry: “Tenemos pruebas que verifican la utilización de armas químicas” decía primero, haciendo ver al mundo que han aplicado el método técnico-científico para producir verdad, es decir, para producir hechos: “Es un hecho que han utilizado armas químicas’, por tanto, decía después, ‘tenemos derecho a atacar’ , es decir, la violencia (igual que la verdad) ha de aplicarse, y ciertos cuerpos han de pasar (morir, sufrir…) por esa violencia (igual que cuando la Inquisición producía verdad mediante la tortura).
Ahora, en respuesta a los ataques de París, veremos el mismo discurso funcionar: se usará la violencia porque es “necesario” (matar, excluir a cierta gente) ya que no hay otra forma para gobernar mejor a la gente (dígase democracia, dígase libre mercado…)”. Es decir, la violencia humanista es aquella que tiene una justificación democrática: para gobernar mejor hay que matar.
Por tanto, la violencia humanista no es simplemente una consecuencia de intereses (o de acciones de individuos semi-racionales), sino un conjunto de técnicas de muerte y de técnicas de gobierno.
El humanismo es un movimiento que surge hacia 1300 en Europa y, resumiendo en extremo, trataba de recuperar los elementos más característicos de la antigüedad clásica. Es la ideología-práctica por excelencia del Renacimiento y su papel será fundamental en la configuración tanto de la Modernidad como de Occidente y su (o nuestra) forma de entender la razón, la religión, la moral, el estado, el individuo, la verdad, la ciencia… Y ahora vayamos a lo que no dicen las enciclopedias.
El humanismo nació, y se desarrolla, como un tipo de violencia, mediante un conjunto de técnicas de gobierno y de muerte específicas.
En realidad, para Foucault, el humanismo se ha desarrollado sobre todo en el núcleo de técnicas de muerte. Técnicas de muerte entendidas como formas de gobierno, es decir, prácticas y dispositivos dirigidos a gobernar a la población mediante la muerte, desde el ahorcamiento habitual en la plaza pública, pasando por la también tradicional pena de muerte y el confinamiento, las torturas, pasadas y actuales, la guerra, las muertes por deshidratación, malaria, hambre, etc. Todo ello son maneras o técnicas de gobernar la población, propia y ajena.
Dichas técnicas de muerte (que se solapan con técnicas de vida, por ejemplo, en el control de la reproducción de la vida; nacimientos, abortos, anticonceptivos, inseminación artificial, etc.) se llevan a cabo mediante determinados aparatos de verificación que varían a lo largo de la historia.
Los aparatos de verificación son el resultado de la articulación de discursos, representaciones y prácticas sociales que permiten decidir sobre lo verdadero y lo falso, son las máquinas históricas que producen verdad. El aparato de verificación dominante de nuestra época es el técnico-científico.
Volvamos a Siria y a París: todo el proceso de investigación técnico-científico que en su momento se llevó a cabo en Siria (para verificar si se han lanzado armas químicas entre la población), y la que se está ahora llevando a cabo en París, donde Hollande ha dicho que ‘los bárbaros son ellos y los civilizados nosotros, y que nadie tenga ninguna duda de que el Estado de Derecho (es decir, la democracia) será implacable (es decir, matará) pero, eso sí, siguiendo un discurso y una práctica técnico-científica mediante la que “descubrirán a los verdaderos (verdad) responsables” sin decir jamás que es el aparato técnico-científico que usan lo que produce verdad. No la descubre. Los terroristas se producen (financiándolos o invadiendo pueblos y territorios ajenos como Siria). Los terroristas no se descubren, se producen. Y el ISIS en este caso se produce además mediante el aparato técnico-científico (industrial) de, entre otros, París. Ya que en su momento, recordad a Kerry, justificaron la creación del ISIS (implícitamente), con el objetivo de gobernar mejor a la gente (democracia). Y ahora se pone sobre la mesa el mismo argumento pero para matarlos.
Por eso decimos que la violencia actual es la que gobierna a través de técnicas de muerte inscritas en el aparato de verificación técnico-científico.
Se trata de analizar la violencia como una práctica de gobierno. Y esto es aplicable al gobierno entre estados (y entidades transestatales). En este punto os pido un pequeño repaso mental por el mapamundi para recordar que la violencia es una práctica de gobierno en todas partes y lo que se trata es de entender su carácter específico en cada época y lugar.
El humanismo es un tipo de violencia caracterizada por determinados aparatos de verificación y determinadas maneras de gobernar las cosas y las personas: la democracia liberal y el capitalismo son sólo un ejemplo de dichas maneras de gobernar.
Opino que analizar el humanismo como un tipo de violencia, un conjunto de técnicas de gobierno y de muerte, ayuda a la hora de entender algo de lo que está ocurriendo no sólo en Siria o Francia, sino en Estados Unidos, en Egipto, en Israel, Turquía, España, Rusia, Grecia… y también lo que sucede entre unos y otros cuando se rozan mal.
Dicen por ahí que vivimos en sistemas tanato-políticos, sistemas donde el soberano gobierna mediante la muerte, fuera muy fuera de casa, y dentro muy dentro también. 

divendres, 13 de novembre del 2015

El Tribunal Europeo de Derechos Humanos vuelve a ponerse de parte de los abusos de poder

Artículo de Joaquín Urias, profesor de Derecho Constitucional y doctor en Derecho por la universidad de Sevilla, especialista en libertad de expresión e información, publicado en la web alrevés y alderecho.
El fotógrafo de un periódico está cubriendo una manifestación. El acto se vuelve violento y entonces la policía le pide a todos que desalojen la calle. La mayoría de la gente lo hace. Se queda, sin embargo, un grupo de unos veinte irreductibles que organizan una sentada. Junto a ellos permanece el fotógrafo, a quien su periódico le ha pedido que documente si se producen incidentes finales. Hasta que la policía, cansada, los detiene a todos y los acusa de desobediencia. Al fotógrafo también.
La acusación lleva a un proceso y en él el tribunal competente dicta una sentencia declarando al periodista culpable de delito de desobediencia. Sin embargo, el mismo tribunal toma en cuenta el hecho de que estaba trabajando como informador y por ello decide no condenarlo a ninguna pena. Es decir, lo declara culpable, pero no le impone ningún castigo.
El periodista, no obstante, está disconforme. Cree que su detención ha sido ilegal y que a él no se le puede declarar culpable de nada. Así que decide recurrir la sentencia… incluso ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH).
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Todo esto sucede en Finlandia. No cabe duda de que los países escandinavos tienen una visión de los derechos fundamentales de los ciudadanos y de la necesidad de evitar cualquier arbitrariedad estatal mucho más estricta que la nuestra. En este caso eso ha permitido que el Tribunal de Estrasburgo se pronuncie sobre los casos en los que el poder público puede impedir la presencia de reporteros en un suceso. Se trata del asunto Pentikäinen contra Finlandia, de 20 de octubre de 2015.
Efectivamente, lo que está en juego en este asunto es decidir cuándo un policía puede, legítimamente, ordenar a un periodista que abandone una manifestación.
Ante este dilema, como suele pasar, la respuesta del máximo tribunal europeo en materia de derechos humanos ha sido decepcionante. O al menos ha sido percibida como decepcionante por la mayor parte de defensores de la libertad de prensa.
Efectivamente, el TEDH rechaza el recurso presentado por el periodista. En su decisión final pesan sobre todo tres datos: el fundamental es el hecho de que el periodista no estuviera identificado externamente como tal antes de su detención (no llevaba ropas distinguibles, ni identificación como prensa visible, ni siquiera su equipo llevaba pegatinas o signos del periódico para el que trabajaba). También valorar que se le eximiera de cumplir ningún tipo de pena, debido precisamente a ser periodista. Por último da relevancia a que en ningún momento se le impidiera tomar fotografías o documentar la manifestación ni le fuera retirado, revisado o controlado el material obtenido.
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Hasta aquí la decisión, pero ¿se trata de una buena sentencia?
En realidad para entender bien la sentencia hay que partir del modo de argumentar del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, muy diferente del de nuestros tribunales. El único razonamiento que lo guía es siempre si las medidas restrictivas de derechos fundamentales adoptadas en cada caso por los Estados son “necesarias en una sociedad democrática” para la salvaguarda de intereses públicos. Es decir, que es lo que se denomina un ‘tribunal de equidad’, que en vez de aplicar normas se limita a valorar la razonabilidad yproporcionalidad de los actos enjuiciados. Por eso sus decisiones suelen estar trufadas de valoraciones morales y son a menudo producto de la impresión que los detalles del caso crean en la mente de los magistrados. Tanto es así que en esta ocasión en determinado momento la sentencia señala incluso que policía demostró “una actitud incluso favorable hacia el periodista”, por el hecho de ponerlo en libertad “sólo” dieciocho horas después de su detención, en el sexto lugar entre el centenar largo de detenidos.
Dicho esto, y pese a los términos en que se juzga el caso, la decisión del TEDH puede perfectamente calificarse de errónea y dañina para la libertad de prensa. Por dos razones: porque no ha analizado bien los detalles y circunstancias del caso. Y porque el Tribunal parece no haber medido el impacto negativo de su decisión.
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En cuanto a las circunstancias del caso, la mejor manera de entender lo absurdo de la Sentencia es leer la opinión de cuatro magistrados disidentes, incluido el Presidente del Tribunal. Efectivamente, estos jueces aceptan el hecho de que la ausencia de signos externos de identificación puede justificar la aprehensión del periodista. Sin embargo señalan también que nada justifica que “una vez que la policía fue informada de su estatus como informador y vio su credencial de prensa persistiera alguna razón para someterlo a diecisiete horas y media de detención, reteniendo su material periodístico ni para acusarlo y condenarlo por desobediencia.”
Efectivamente, si bien es cierto que los periodistas no pueden cometer delitos en el momento de obtener su información y si lo hicieran deben responder de los mismos exactamente igual que le resto de ciudadanos, la verdad es que aquí no se ha cometido ningún delito. El periodista no mantuvo actitudes violentas durante la manifestación ni participó de gritos o actos emitidos en la misma. Se limitó a permanecer en ella como modo de documentar los hechos. Y es precisamente por eso, por el mero hecho de estar, por lo que se le detiene y castiga.
De ese modo, el TEDH viene a permitir que se mantenga detenido y se condene a un periodista –aunque sea levemente- por el mero hecho de estar de forma neutra en un suceso, limitándose a documentarlo.
Es cierto que los periodistas no tienen un derecho ilimitado de acceso a cualquier información. Por ejemplo, un fotógrafo que con el objetivo de documentar un delito entrara ilegítimamente en la escena de un crimen saltándose la prohibición policial podría ser perfectamente detenido y castigado por ello. En los mismos términos que cualquier otro ciudadano. Sin embargo, en ese supuesto la legalidad de la detención vendría determinada por el hecho de que efectivamente se tratase de la escena de un crimen y resultara necesario protegerla, pues no cabría declarar como escena de un crimen a un espacio que no lo es con el único objetivo de evitar que la prensa informe de determinados hechos. Lo que ha hecho el TEDH en este caso es, precisamente, no entrar a verificar si la orden de abandonar el lugar dada a un periodista tenía un sentido real o era una excusa para evitar que cubriera y los hechos.
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En nada afecta el que al fotógrafo no se le hubiera impedido anteriormente realizar su labor, pues lo determinante es que en un momento concreto la policía le impide continuar fotografiando, lo detiene y le retiene el material durante casi un día completo. Lo que sucediera antes no debe ser relevante. Lo relevante es si esa restricción es o no legítima.
Pero si la solución al caso es errónea, más importante aún es su trascendencia. La gran sala del Tribunal Europeo de Derechos Humanos acepta pocos casos. Y sólo cuando está en juego la interpretación o aplicación del Convenio Europeo de Derechos Humanos. Al aceptar este caso y resolverlo de esta forma está lanzando un mensaje muy restrictivo de la libertad de prensa.
Efectivamente, aunque el Tribunal Europeo minimiza esta consecuencia, el aceptar que se puede detener y condenar a un periodista que está documentando una manifestación tiene en sí mismo un efecto disuasorio. Cualquier otro periodista, en cualquier país europeo, sabe a partir de ahora que pueden detenerlo y castigarlo si fotografía una manifestación desde dentro. Es cierto que en otros casos las circunstancias pueden ser distintas, pero ese detalle no es el que llega a las autoridades. Habrá casos en los que el periodista vaya perfectamente identificado, o en los que se le incauten las fotografías, o en los que la manifestación no sea ni siquiera violenta… y en todos ellos va a ser difícil explicar a los policías y las autoridades que no pueden expulsar al reportero del evento ni detenerlo. Como dicen los magistrados disidentes, “al contrario, resulta bastante claro quelos argumentos de la sentencia desafortunadamente permitirán a los Estados un margen considerable a la hora de imponer medidas restrictivas de la actividad periodística en eventos públicos en los que la policía utilice la fuerza”.
En fin, la libertad de prensa está constantemente en peligro. Por su propia definición es un derecho que molesta a quien tiene el poder y que todos –absolutamente todos– los gobernantes quieren limitar y controlar. Decisiones como éstas sólo vienen a darle oxígenos a autoridades y jueces que –como los españoles– ya tienen de por sí una visión restrictiva y controladora de la prensa. En última instancia de lo que se trata es de que quien tiene el poder pueda usarlo a su antojo y de que los ciudadanos no lleguen a enterarse. Con esta Sentencia el Tribunal Europeo vuelve a ponerse de parte de los abusos del poder y en contra de los derechos de los ciudadanos. Una pena. Otra más.
 Pentikainen

diumenge, 1 de novembre del 2015

El capitalismo está unido necesariamente a la subjetividad elaborada por la cultura cristiana occidental

"Actualmente, asistimos a una disolución de las relaciones sociales por la imposición del sistema neoliberal. Es una destrucción del tejido social que se da en la postModernidad y que se ha ido fraguando en décadas anteriores. Exponer el escenario amenazante en el que vivimos no es un acto pesimista: se trata de señalar las condiciones para, realmente, pensar algo, si es que en realidad queremos pensar. Porque si se trata de ocupar simplemente el espacio de las preocupaciones con un pensamiento que de alguna manera nos consuele y nos reconforte, evidentemente no estaríamos cumpliendo la función de poder producir un pensamiento que tenga la capacidad de suscitar una respuesta ante aquello que nos amenaza. Porque si aquello que amenaza queda tal cual y seguimos pensando por otro lado como si no pasara nada, es evidente que este pensamiento no es un recurso que nos pueda servir para hacer frente a la realidad."

Estas son las palabras del filósofo argentino León Rozitchner (1924-2011) con las que iniciaba en 2006 la primera conferencia de las siete que componían el curso Política y Subjetividad, impartido por él en la Facultad Libre de Rosario, RIZOMA. El filósofo se había doctorado en la Sorbonne con Lucien Goldman como tutor y también fue alumno de Maurice Merleau Ponty, Paul Ricoeur y Claude Levy-Strauss.  Es autor, entre muchas otras obras, de Freud y los límites del individualismo burgués y La cosa y la cruz.

A continuación, transcribiremos la mayor parte de esta conferencia, a la que hemos añadido dos comentarios y un fragmento propio, y rehecho algunas frases del filósofo para que fueran más comprensibles y adecuadas al texto escrito.


La administradora del blog


 



Fuente fotografía: http://www.continental.com.ar/escucha/archivo_de_audio/jornadas-sobre-la-obra-de-leon-rozitchner-en-la-biblioteca-nacional/20140812/oir/2363608.aspx