LES ALTERNATIVES DE GESTHA

Moltes d'aquestes propostes podrien aplicar-se en el termini d'un any.

CUANDO QUEDAS ATRAPADX EN LA DESTRUCCIÓN, DEBES ABRIR UNA PUERTA A LA CREACIÓN. Anaïs Nine

Es de las crisis que nacen la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias. Albert Einstein

INTERFERÈNCIES

Los diputados del pueblo no son sus representantes, sólo son sus comisarios. Las leyes que el pueblo mismo no ratifica no tienen validez, son leyes nulas. Jean-Jacques Rousseau

HOME: EL NOSTRE PLANETA

Si no somos dueños de la frescura del aire, ni del brillo del agua, ¿Cómo podrán ustedes comprarlos? Gran Jefe Seattle

EL ACONTECIMIENTO #15M

No me fio de la incomunicabilidad, es la fuente de toda violencia. Jean-Paul Sartre

divendres, 31 de maig del 2013

LA APOTEOSIS DEL "LIBRE MERCADO"

Se puede decir que nos estamos acercando a la apoteosis (final) del modelo económico que ha dominado el Mundo en los últimos 200 años. Porque la situación actual es la culminación, la consecuencia lógica, inevitable, de la aplicación de las ideas que plasmó Adam Smith en su obra “La riqueza de las naciones” (1776): No es de la benevolencia del carnicero, cervecero o panadero de donde obtendremos nuestra cena, sino de su preocupación por sus propios intereses / ... /Por regla general, no intenta promover el bienestar público ni sabe cómo está contribuyendo a ello. Prefiriendo apoyar la actividad doméstica en vez de la foránea, sólo busca su propia seguridad, y dirigiendo esa actividad de forma que consiga el mayor valor, sólo busca su propia ganancia, y en éste como en otros casos está conducido por una mano invisible que promueve un objetivo que no estaba en sus propósitos. (“La Riqueza de las Naciones”, 1776). Unas ideas pensadas sólo para los mercaderes que partían de la asunción de que los recursos de la Tierra eran inagotables y que la explotación de los trabajadores “y otras clases inferiores de personas” podía ser indefinida: Se ha dicho que el costo del desgaste de un esclavo lo financia su amo, mientras que el costo del desgaste de un trabajador libre va por cuenta de éste mismo. Pero el desgaste del trabajador libre también es financiado por su patrono. El salario pagado a los jornaleros, servidores, etc., de toda clase, debe en efecto ser lo suficientemente elevado para permitir a la casta de los jornaleros y servidores que se reproduzca según la demanda creciente, estacionaria o decreciente de personas de este género que formula la sociedad. Pero aunque el desgaste de un trabajador libre sea igualmente financiado porel patrono, el mismo le cuesta por lo general mucho menos que el de un esclavo.

Todos podemos ver las consecuencias. Los “recursos naturales” se encuentran al borde de la extenuación y se ha acentuado una miseria tan terrible en grandes zonas de la Tierra que sus habitantes no tienen fuerzas para ser explotados. Mientras, los mercaderes que sólo buscan su propia ganancia, para quienes fue creado el modelo económico, acumulan unos beneficios tan obscenos que no merece la pena cuantificar porque se quedan pequeños de un mes para otro.

La lógica más elemental nos advertía de que este proceso no se podía mantener indefinidamente ni siquiera en las condiciones “ideales” de las que partía Adam Smith. Pero la realidad ha puesto ante nuestros ojos unos hechos que nos permiten vislumbrar la proximidad del fin de este sistema y su dinámica irracional: la degradación ambiental irreversible y sí, aunque suene “tópico”, “alarmista”, “radical” y todos los calificativos que los autodenominados “escépticos” (pero que en realidad son adoctrinados) le han dedicado, el cambio climático. Cuando, por fin, esta catástrofe ambiental se ha mostrado indiscutible, los medios de comunicación, siguiendo las pautas del “profeta del cambio climático”, adjudican la responsabilidad “al Hombre” en genérico, como si fuese una consecuencia inevitable de las actividades humanas y del incremento de la población. Pero no es necesaria una gran lucidez ni una reflexión muy profunda para comprender qué hombres y qué actividades son los verdaderos responsables. Sólo unos pocos ejemplos de los muchos que podrían delatarlos: Las reservas pesqueras están al borde de la extenuación y el equilibrio ecológico de los mares está en grave peligro. La responsabilidad no es de la forma de pesca tradicional, por mucha que hubiera, sino las grandes compañías que utilizan enormes arrastreros que desertizan el fondo marino a su paso y grandes pesqueros “industriales” que realizan enormes capturas para después arrojar al mar entre el 80 y el 90% de los peces muertos que “no son rentables”. El verdadero responsable no es “el Hombre”, sino unos hombres concretos que han impuesto un modelo económico que ha dejado al Mundo en manos de personas sin escrúpulos que sólo buscan enriquecerse lo máximo posible en el menor tiempo posible a costa de lo que sea. Y el “libre mercado”, la libertad de los ricos sin ningún control para enriquecerse más es la que conduce a que se deforesten las selvas tropicales para sustituirlas por grandes plantaciones de soja o maíz transgénicos destinados al “negocio” de los biocombustibles (otros grandes generadores de hambre), o a que se destruyan los suelos fértiles con los grandes monocultivos que utilizan enormes cantidades de abonos químicos y pesticidas que luego envenenan los ríos y los mares próximos a las grandes explotaciones agrarias propiedad de las multinacionales de la alimentación, o a que se contamine el entorno natural con los cultivos transgénicos, ese gran negocio y esa falsa solución del hambre en el mundo, o a que se emitan a la atmósfera, a la tierra y a los mares toneladas de gases tóxicos y residuos producidos por la actividad industrial, (que cada año ha de ser mayor para que el sistema funcione), de las grandes empresas multinacionales de todo tipo.... Podríamos seguir enumerando los graves problemas que están poniendo en riesgo la supervivencia del Hombre sobre la Tierra y detrás de todos está la misma causa.

La brutal ceguera de este sistema económico se manifiesta en su máximo esplendor en la alegría que se produjo entre los “expertos” en economía con la entrada de China en el “libre mercado” porque eran “mil millones de consumidores” lo que crearía “grandes oportunidades” a las empresas. Lo verdaderamente terrible y desalentador es la alineación, el alejamiento de la realidad que ha producido el adoctrinamiento en el “pensamiento único” y que conduce a que personas que se pueden considerar normales, es decir, no monstruos inhumanos, escriban con toda naturalidad en periódicos económicos sus recomendaciones bursátiles de “invertir en cereales” (o lo que es lo mismo, especular con el hambre) ante la carestía que se avecina como consecuencia del cambio climático. O la condescendencia con que, en los medios de comunicación, se citan los enormes beneficios de los bancos y los especuladores en épocas de tremendas dificultades económicas para la población mientras se comenta sin el menor sentido crítico que los artículos de lujo extremo han aumentado un 15% sus ventas. Pero es la lógica del mercado. Es la misma lógica del experto en economía que afirmaba que “la agricultura en España no tiene futuro” y que “lo verdaderamente rentable son los campos de golf”. Desde el punto de vista del “mercado libre” una lógica impecable.

Permítanme una mirada a la realidad para observar unos fenómenos y exponer unos argumentos muy sencillos (quizás, hasta optimistas) sobre la situación que se avecina. Desde el punto de vista ecológico global la dinámica de degradación ambiental es irreversible. “La sexta extinción” está ya desencadenada. No se puede predecir en qué punto la perturbación llegue a un extremo en que el interconectado ecosistema global sufra un colapso catastrófico porque es un sistema muy robusto y tiene una gran capacidad de ajuste a las perturbaciones, y probablemente pueda resistir cientos o miles de años. Pero los procesos de ajuste de la Naturaleza se pueden llevar por delante a toda una “civilización” y su delirante entramado comercial que mantiene este sistema económico mundial “prendido con alfileres”. Sólo unas informaciones recientes nos pueden dar una idea de la posible gravedad de la situación: el casquete de hielo del Ártico está próximo a su desaparición total. La modificación (el reajuste) de la circulación termohalina de los océanos y de la circulación atmosférica global que dependía de estas masas de hielo ha comenzado a producir cambios climatológicos con la acentuación de fenómenos extremos, con grandes inundaciones en unos puntos y duras sequías en otros. Todo esto, junto con el ascenso de las temperaturas medias anuales, producirá graves problemas en los cultivos, especialmente de cereales, de todo el mundo que se acentuarán por causa del demencial sistema de producción control y distribución de alimentos que ha establecido el “libre mercado”, con la concentración en pocas manos de grandes explotaciones de los ambientalmente frágiles monocultivos “industrializados”, sometidos a la especulación y exportados desde los extremos de la Tierra. Las primeras señales ya se han producido, pero de la actitud de los países autodenominados “desarrollados” y su torpe obcecación con el dogma del intocable mercado no parece que haya nada que esperar (hasta que sea demasiado tarde). Sus “largos brazos”, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial instan a una mayor liberalización de los mercados y a la privatización de la “gestión” de los “recursos hídricos”, es decir, poner el agua, una necesidad biológica tan básica y tan esencial como el aire en manos de empresas dispuestas a enriquecerse aún más a costa de las necesidades fundamentales de las personas (productos de “demanda rígida” en la hipócrita terminología de la economía de mercado).

Esta actitud de los poderosos es una auténtica ceguera. Parecen convencidos de que su dinero y su tecnología les mantendrán a salvo y que el problema va a seguir golpeando, como siempre, sólo a los países que denominan “subdesarrollados” (que son, en realidad, países empobrecidos fundamentalmente por causa de los países enriquecidos). Pero la extremada fragilidad de su sistema económico, siempre en precario equilibrio, ante las crisis se ha puesto de manifiesto repetidamente y en este caso no va a ser solamente una crisis “financiera” porque va a venir acompañada de un nuevo fenómeno sobre el que el dinero y la tecnología no tienen ningún poder: las fuerzas de la Naturaleza. Y sus ciudadanos tienen las mismas necesidades básicas que las de todo el Mundo: Agua y alimentos. (Por si esto no fuera suficiente, el petróleo tiene sus días contados, y los biocombustibles no serían suficientes para sustituirle ni siquiera a costa de la máxima producción, es decir, de la máxima hambre posible). La situación en que quedarían las grandes urbes de los países industrializados (incluso algunos países enteros) si se llegara a cortar el constante flujo de alimentos que llegan de grandes distancias es inimaginable, pero cada día que pasa es, desgraciadamente, más probable.

Parecería de sentido común que la estrategia para afrontar la situación que se avecina sería la vuelta a la autosuficiencia alimentaria del pasado, en la que cada núcleo de población tenía en sus alrededores los suficientes recursos para alimentar a sus pobladores. Pero está claro que esta solución no puede ser llevada a cabo dentro de la lógica de la economía de “libre mercado”. Tampoco parece muy realista (aunque me resulte duro asumirlo) la idea de que el problema pueda ser afrontado desde una actitud individual, porque la situación sería insostenible en caso de graves carencias en la población. El problema debería de ser afrontado desde una perspectiva mundial, porque si es un problema global la solución ha de ser global y esta habría de pasar por ir a la raíz de su origen, por acabar con el sistema económico que lo ha causado. Pero, como hemos podido ver, no da la impresión de que los que dirigen los destinos de la Humanidad estén dispuestos a ello. El “libre mercado” está demasiado ocupado en la preparación de su apoteosis final.

EPÍLOGO ESPERANZADO

No quisiera finalizar este escrito sin señalar, en homenaje a mi entrañable amigo Mauricio Abdalla, un pequeño resquicio por el que asoma un pequeño rayo de esperanza. En los países “empobrecidos”, que han sido víctimas de la depredación del “libre mercado”, (especialmente en Latinoamérica) se comienza a percibir entre sus ciudadanos una creciente comprensión y, como consecuencia, reacción ante el problema. La tendencia al control de sus propios recursos y a la autosuficiencia alimentaria se está manifestando paso a paso como la reacción lógica, coherente, para afrontar la situación que se avecina.  No va a resultar una tarea fácil, teniendo en cuenta el acoso permanente de “los largos brazos” de los poderes económicos de los países “enriquecidos”. Pero es posible que llegue un momento en que les concedan un respiro, porque más pronto que tarde estarán ocupados en los problemas de su propia casa. Sólo les puedo desear suerte. Mucha suerte. 

Article escrit en 2004 per Máximo Sandín llegit a la seva web TEJIENDO LA RED DE LA VIDA

Font fotografies: http://tesorodemontecristo.blogspot.com.es/2009/07/cuida-el-planeta-tierra-nos-ayudara-ser.html
http://www.cambio-climatico.com/eeuu-quema-grandes-extensiones-de-selva-amazonica-en-brasil 
http://www.ecologiaverde.com/consecuencias-del-cambio-climatico/

VIOLENCIA MACHISTA, VIOLENCIA PATRIARCAL

Hemos vivido una semana negra en la que la violencia machista ha asesinado a cuatro mujeres. Sabemos que la lucha contra esta violencia no forma parte de las preocupaciones del PP, que seguramente cree que no merece la pena dedicar dinero a esto. Cuando la ministra llamó a estos asesinatos "violencia doméstica", estaba formulando toda una declaración de principios y marcando el camino a seguir: es una violencia que debe volver a formar parte de lo privado y como tal dejar de ser objeto del debate y la preocupación pública. En el mismo sentido va el anteproyecto de reforma del Código Penal diseñado por el ministro de Justicia, que parece que elimina el concepto de violencia de género. 

Por el contrario, le debemos a Zapatero (y a algunas de sus ministras) el haber puesto en el debate público la violencia machista; el haber contribuido a sacar de las catacumbas de lo privado una violencia, que es ideológica y política y que se ha llevado por delante las vidas de miles de mujeres. Durante la etapa socialista se nombró, se legisló, se destinaron fondos, se implementaron políticas adecuadas, se contribuyó al cambio social frente a este fenómeno; es decir, se combatió y, sobre todo, se ofreció cobertura y apoyo a las víctimas y a sus hijos e hijas, ofreciéndoles la posibilidad de escapar de la violencia.

Todo lo hecho por los gobiernos socialistas era necesario y justo, el camino abierto es el camino por el que habremos de seguir en cuanto podamos, pero aun así es necesario saber que no es suficiente y que los asesinatos de mujeres a manos de hombres con los que tenían o habían tenido relación sexual y/o sentimental seguirán produciéndose. 

Esto será así mientras sigamos pensando que la violencia machista puede combatirse sin poner nombre y combatir al sistema que ha creado y que mantiene la desigualdad: el patriarcado; que existe de la misma manera que existe el capitalismo aunque a menudo nos hagan pensar que no, que esta forma cultural de organizarnos y construirnos como hombres y mujeres es natural. No lo es; y por eso no basta con incorporar a las mujeres al trabajo asalariado o a la educación, con que sean ministras o estén en igual número en los consejos de administración. Eso es muy importante, pero no es lo único. Tendemos a olvidar que los países nórdicos, pioneros en poner en marcha políticas específicas de lucha contra la violencia de género, siguen siendo países con índices muy altos de asesinatos por violencia machista y en delitos sexuales.

Porque para eliminar la violencia machista tenemos que cambiar radicalmente los mecanismos sobre los que se levanta nuestra cultura en lo que hace al sexo/ género, la manera en que nos construimos como mujeres y como hombres desde la infancia, la manera en que nos relacionamos, el valor que se nos asigna a unas y otros culturalmente. Es decir, mientras sigamos siendo irreductiblemente diferentes, no podremos ser iguales. Porque la diferencia de género es, sobre todo, diferencia de valor. Lo que estamos consiguiendo las feministas es igualarnos en las leyes y en las oportunidades sociales, pero no avanzamos al mismo ritmo (e incluso retrocedemos) en la deconstrucción de lo simbólico, es decir, en lo que nos construye subjetivamente y como seres sociales. Mientras sigamos pensando que de los pares activo/pasiva; inteligente/intuitiva; fuerte/dulce; proveedor/maternal; promiscuo/fiel; valiente/tímida, agresivo/pacífica... (y otros mil que nos inventemos), la primera parte es propia de los hombres y la segunda de las mujeres, no iremos bien.

Y no vamos bien porque, como ocurre siempre que un grupo social busca un cambio que es contrario a los presupuestos básicos sobre los que una determinada sociedad se funda –en este caso la desigualdad de género–, y a los intereses del grupo social privilegiado –en este caso los varones–, la resistencia social es enorme. Quien sea maestra, profesor o madre/padre sabe muy bien el enorme retroceso sufrido en la última década entre los niños/as y adolescentes.

Sí, hemos conseguido enormes avances, pero las escuelas infantiles viven una invasión de rosa: niñas vestidas de rosa y todo tipo de artilugios rosas, desde carteras, bolígrafos a bicicletas, que diferencian a los niñas de los niños antes de que puedan decir una sola palabra ni expresen ningún deseo propio. Y después las adolescentes, aunque no vistan de rosa piensan en rosa y siguen soñando con el príncipe azul, una idea del amor romántico omnipresente en el que ellas ocupan un lugar completamente diferente del de los chicos y que la cultura popular estimula constantemente. Príncipes que salvan princesas y no princesas que salvan príncipes ni, sobre todo, que se salvan a sí mismas. El amor romántico impregna la cultura popular y la satura de significados de desigualdad, de pasividad femenina, de sacrificios que ellas hacen por amor, incluso contra sí mismas. 

Esa es la educación sentimental que tienen, porque la educación sexual la reciben exclusivamente del porno al que chicos y chicas están sobreexpuestos a edades muy tempranas; y nunca antes los chicos y las chicas habían tenido una idea tan distorsionada (y machista) del sexo, absolutamente ligado a imágenes de dominación masculina y sumisión femenina. Para ellos y ellas, la pornografía es la realidad de la sexualidad, el modelo ideal de relación. Y en todo caso estamos todo el tiempo sometidos a una persistente y omnipresente cultura audiovisual que en su mayor parte, es sexista y misógina. Nunca antes el cuerpo de las mujeres ha estado tan presente y tan sexualizado al mismo tiempo; nunca antes hemos estado sometidas a tantas presiones para que lo arreglemos, lo cincelemos, lo convirtamos en un objeto sexual "normalizado"; para que seamos madres a toda costa, para que seamos "femeninas" a toda costa, para que nos enamoramos como es debido, para que no vivamos ni nos atrevamos a imaginarnos solas y emocionalmente independientes.

Para, en estas condiciones, provocar un cambio real sin prohibir y censurar, que no suele dar buen resultado y además es imposible, lo que hay que hacer es educar. Ofrecer a los niños y las niñas y a los y las adolescentes un currículum agresivo y potente en educación sexual, en valores, en igualdad que contrarreste y combata los valores culturales dominantes. La universidad de Midddlesex acaba de publicar un estudio en el que asegura que la única manera de contrarrestar la influencia del porno entre chicos y chicas es ofrecerles educación sexual veraz, especialmente en lo que se refiere a los placeres y deseos de las chicas, permanentemente invisibilizados en la pornografía mayoritaria. Sin cuestionar por completo el sistema, es imposible atajar la violencia contra las mujeres porque es como tratar de taponar un géiser con un dedo.

Article de Beatriz Gimeno publicat a EL DIARIO.ES
Font fotografía: http://www.evefem.com/ 

dimecres, 29 de maig del 2013

Filosofía del aborto: la opinión del filósofo argentino Augusto Klappenbach

Si fuera cierta la afirmación de los antiabortistas militantes de que el embrión es un ser humano, sería verdad que todo aborto es un delito. Ningún argumento podría justificar el asesinato de una persona inocente. Pero es precisamente esa afirmación la que hay que discutir. La argumentación de nuestros obispos y de quienes los siguen da por supuesto que un embrión goza de la misma dignidad que un padre de familia. Y no se trata solo de una cuestión de tamaño, sino de diferenciar entre realidades cualitativamente distintas.

Nadie niega que en el embrión hay vida. Incluso la hay en un óvulo o un espermatozoide por separado. Pero el concepto de “vida humana” exige otras condiciones, que no se limitan a su definición biológica. En el curso de la evolución (filogénesis) se ha pasado de organismos unicelulares como las bacterias hasta los actuales seres humanos mediante un complejo proceso que ha dado lugar a la aparición de nuevas especies. ¿En qué momento de ese proceso se puede hablar de vida humana? Evidentemente, no hay una respuesta concreta: se pueden establecer características diversas como la bipedestación, el aumento de la capacidad craneal, la oposición del pulgar, el uso de herramientas, la aparición del lenguaje articulado. Pero en la historia evolutiva no existe un instante mágico en el cual lo que antes era un animal se convierte en un  titular de los derechos humanos. Lo cual no impide que hoy podamos afirmar que los seres humanos gozamos de tales derechos.

Lo mismo sucede en el proceso de la concepción (ontogénesis). El encuentro de dos células, el óvulo y el espermatozoide, inicia un proceso de transformaciones donde van apareciendo por su orden las características específicas de un ser humano, sin que pueda determinarse el momento preciso en ese proceso da lugar a un hombre o una mujer en el sentido pleno de la palabra. Parece abusivo, sin embargo, suponer que las primeras semanas del embarazo, cuando aún no han aparecido las notas morfológicas y funcionales propias de la humanidad, se pueda hablar de un ser humano titular de todos los derechos debidos a su condición. Así como tampoco se puede negar que una vez terminado ese proceso estamos en presencia de una persona que goza de tales derechos. El límite entre ambos momentos no consiste en un instante preciso sino en un proceso gradual. Desde este punto de vista, una ley de plazos como la que tenemos, que vaya otorgando mayor protección al feto en la medida en que avanza la gestación y que en las primeras semanas reserve a la madre el poder de decisión  parece la respuesta jurídica más adecuada a ese proceso biológico.

La oposición a la ley de plazos por parte de los sectores que pretenden convertir todo aborto en el asesinato de un niño no se ocupan de rebatir estas ideas. Simplemente, dan por supuesto que desde el embarazo estamos en presencia de un ser humano que goza en plenitud de todos los derechos de los demás ciudadanos. Y pretenden fundamentar esta afirmación en razones científicas, que siempre provocan un respeto reverencial entre los profanos. Pero si bien la ciencia tiene instrumentos para caracterizar la vida, para investigarla, para describir sus funciones,  no los tiene para definir la vida humana en el sentido antropológico y ético de la expresión, que es fruto de un consenso social antes que de demostraciones científicas. ¿Qué laboratorio puede determinar el momento en que un ser vivo empieza a gozar de la condición humana y por lo tanto ser sujeto de derechos? El hecho de que en el embrión esté presente el código genético que dirigirá el desarrollo futuro del organismo no significa que pueda ostentar la condición humana: en ese caso cualquier célula podría exigir la misma consideración. Para que exista una persona es necesario que ese código se desarrolle y genere un organismo con las características morfológicas, funcionales y sociales que definen a ser humano. Un feto en el útero no cumple plenamente esas condiciones: no ha completado su desarrollo y no ha comenzado su proceso de socialización, su participación en la sociedad que es la nota característica de la especie humana. De ahí que la protección jurídica que recibe sea menor que la de un recién nacido, si bien esta protección aumenta a medida que se acerca el fin de la gestación. Según la ley actual, mientras en las primeras catorce semanas la decisión de abortar depende solo de la voluntad de la madre, en las últimas es necesario que existan malformaciones incompatibles con la vida o que el feto presente  enfermedades extremadamente graves e incurables confirmadas por un comité clínico. También este enfoque gradual  y progresivo constituye una defensa de la vida, siempre que no se entienda la vida humana como una realidad meramente biológica.

Cuando la Iglesia y los sectores que la siguen se oponen a esta distinción entre vida y vida humana no se atreven a expresar sus verdaderos argumentos, que son los siguientes. La teología católica afirma que Dios infunde un alma inmortal al embrión en el momento mismo de la concepción (aunque no siempre los teólogos han sostenido esta doctrina, hasta el punto de algunos pensadores antiguos postergaban la animación de las mujeres). Esta alma consiste en lo que llaman una “sustancia incompleta”, es decir, una realidad que necesita de otra (el cuerpo) para formar un ser completo. De ahí que no puedan aceptar ninguna gradualidad en la aparición de la vida humana: se tiene un alma o no se la tiene. Y como afirman  que esa animación se produce en el momento en que el espermatozoide fecunda al óvulo, la conclusión inevitable es que todo aborto es un asesinato. Pero como este argumento se basa en creencias indemostrables, prefieren hablar de un “derecho a la vida”, con el cual es difícil no estar de acuerdo: afirmar que se defiende la vida suena mejor que asegurar una intervención divina en el momento de la fecundación. Detrás de esta teoría teológica está la tradicional penalización del sexo por parte de la Iglesia, con la consiguiente condena de la anticoncepción, la masturbación o la homosexualidad.

Es lamentable que una vez que habíamos logrado establecer una legislación razonable sobre el aborto se vuelva atrás. Y que ese retroceso se base en creencias que pueden ser respetables en la medida en que no se pretenda imponerlas a quienes no las comparten.

Artículo publicado en PÚBLICO.ES

Fuente fotografía:  http://mujeressinfonterasysinbozal.blogspot.com.es/2013/05/por-que-es-necesario-seguir-siendo.html

divendres, 24 de maig del 2013

EL GENOCIDIO COMETIDO CONTRA LAS MUJERES DE LA REPÚBLICA DEMOCRÁTICA DEL CONGO DEJA INDIFERENTE A LA COMUNIDAD INTERNACIONAL

Caddy Adzuba

La periodista congoleña Caddy Adzuba y la fotógrafa española Ouka Leele han elaborado conjuntamente un vídeo con el fin de sensibilizar a la opinión pública internacional sobre el salvaje genocidio cometido contra las mujeres de la República Democrática del Congo y pedir ayuda a los estados del norte para parar esta barbarie. 

Lee el artículo en PENSAR ES ALTAMENTE FEMENINO

dijous, 23 de maig del 2013

El problema major que té Bangladesh no és la manca de recursos, sinó el control sobre aquests recursos. Bangladesh no és un país pobre, tot i que la majoria de la població ho sigui.

Cuando usted vaya a comprarse una camisa o cualquier producto textil, mire donde está hecho el producto. Verá que la gran mayoría procede de países mal llamados pobres (en realidad tienen grandes cantidades de recursos, por lo general, controlados por intereses financieros y económicos extranjeros) donde los seres humanos que los producen viven y trabajan en condiciones misérrimas. Uno de ellos es Bangladesh. Este país es sumamente rico. Su tierra, extremadamente fértil, puede producir suficiente alimento para poder satisfacer las necesidades nutritivas de una población veinte veces superior a la actual. Y a pesar de ello, la mayoría de la población, y muy en particular la que vive en las zonas rurales (82%), que constituye la mayoría, está malnutrida, con amplios sectores experimentando hambre. En realidad, Bangladesh es considerado, junto con Haití, el país más pobre del mundo, lo cual quiere decir que es el país que tiene un mayor porcentaje de población pobre, a pesar de que los datos muestran que Bangladesh (así como Haití) tiene los recursos para salir de la pobreza (ver “Cólera en Haití”, El Plural, 16.12.12; y “Continúa el escándalo del cólera en Haití” Público, 27.02.13).

No es, pues, la falta de recursos la causa de su pobreza, sino el control de estos recursos. El 16% de los propietarios de tierra controlan el 60% de toda la tierra, la cual cultivan para producir alimento que se exporta a los países llamados “desarrollados”. Esta casta de terratenientes se alía y está al servicio de compañías agropecuarias extranjeras que dirigen la explotación de la tierra (es decir, lo que se produce, cómo se produce y cómo se distribuye).

Esta estructura productiva es la que se reproduce por un sistema político que teóricamente se define como democrático y representativo: tiene incluso pluralidad de partidos políticos y elecciones parlamentarias. Este sistema, sin embargo, está influenciado enormemente por el bloque de poder financiero-económico-político constituido por los grandes terratenientes del sector agrícola, que son los que en realidad gobiernan aquel país. Esta enorme concentración de la propiedad de la tierra crea una enorme pobreza. Y la gran mayoría del alimento que se produce se consume fuera del país.

Esta oligarquía agrícola está aliada con otros intereses domésticos ligados también a las grandes compañías extranjeras que realizan su producción en Bangladesh a unos costes laborales bajísimos. La población pobrísima expulsada del campo acepta salarios misérrimos, pues no hay otros disponibles. Esta estructura económico-política dictamina que la gran mayoría de la población trabajadora esté totalmente desprotegida, lo cual ocurre en todos los sectores productivos de la economía, incluyendo el textil. Este sector está controlado por las grandes compañías textiles que hoy dominan el mercado internacional, tales como Benetton, H&M o Mango entre muchas otras, y una larga lista de cadenas internacionales de distribución y comercio, como El Corte Inglés, que están todas ellas en Bangladesh por el bajísimo coste de los salarios de los trabajadores (21 céntimos por hora) que trabajan en unas condiciones miserables, en fábricas carentes de los más mínimos requisitos de seguridad. Desde 2005 han muerto más de setecientos trabajadores en incendios en fábricas. El más reciente, hasta hace unos días, fue el fuego de la fábrica textil de Tazreen, que ocurrió el pasado 24 de noviembre de 2012, tal como indica David Bacon en su artículo “Bangladesh disaster: Who Pays the Real Price for your Shirt?”. The Progressive (26.04.13). En aquel incendio 112 trabajadores perecieron, un número elevadísimo para un accidente de esta naturaleza. Y la causa son las pésimas condiciones en las que se encuentran las fábricas. Ninguna de ellas tiene salidas de emergencia (en realidad todas las puertas están cerradas con llave para evitar la salida de los trabajadores, excepto en las horas de entrada y salida) y no disponen de extintores de fuego.

En la desgracia que ocurrió hace unas semanas en Rana Plaza (a 29 kilómetros de Dhaka), donde perecieron más de mil trabajadores, el edificio se vino abajo debido a que se abrieron muchas y amplias grietas en las paredes y en los tejados, aperturas que habían aparecido paulatinamente hasta entonces y que habían sido denunciadas por los propios trabajadores, siendo sus avisos ignorados por el propietario del edificio, el Sr. Sohel Rana, que es, por cierto, uno de los dirigentes del partido gobernante Awami League. Pocos días después del colapso de la fábrica, 20.000 trabajadores de fábricas cercanas a la que se derrumbó se manifestaron en protesta. La estructura de poder que gobierna Bangladesh es plenamente consciente de que está sentada sobre un volcán, lo cual ocurre en la mayoría de los países mal llamados pobres. De ahí la enorme represión que existe en estos países. Y la policía inmediatamente se movilizó para frenar y cortar la posibilidad de que se iniciara la explosión del volcán.

Pero existe otra forma de represión –que apenas ha salido en los medios-, dirigida por las grandes corporaciones textiles extranjeras que, aliadas con las élites gobernantes del país, configuran las intervenciones públicas que sostienen un sistema basado en una enorme explotación. Y me estoy refiriendo a la gran industria certificadora (que maneja 80.000 millones de dólares) que trabaja para estas compañías textiles. Estas compañías protegen a las compañías explotadoras, defendiéndolas legal y mediáticamente, minimizando y trivializando el daño y la participación de las mismas en la contratación de aquellas fábricas. Detrás de cada corporación (sea textil o no) existen compañías de certificación que intentan minimizar los costes (incluyendo los costes mediáticos de imagen) que estos desastres suponen para las compañías.

¿Qué puede hacerse frente a esta situación?

Muchas cosas:
1. Denunciar la situación de manera que la movilización ciudadana en los países importadores de estos productos boicotee los productos procedentes de lugares donde exista empleo en condiciones que deberían considerarse inaceptables. Las empresas que utilizan estos productos están entre las más rentables hoy, beneficios que se están consiguiendo a base de una enorme explotación. Varias cadenas de televisión en los países nórdicos han dejado de ofrecer espacio de promoción a las industrias textiles que trabajan en Bangladesh, incluida Suecia, contra H&M, industria textil sueca.

2. Establecer normas en el comercio internacional, para que las condiciones salariales y laborales, así como la existencia de derechos humanos, como el de sindicalizarse, sean respetados, considerándolos como condiciones indispensables para permitir el comercio.

Estas intervenciones son las que ahora se están explorando para paliar la enorme explotación que está ocurriendo en los países mal llamados pobres. Estas intervenciones incluyen muchas que son bien intencionadas y merecen aplicarse. Pero hay que ser conscientes de que son claramente insuficientes, pues la raíz del problema es la enorme mala distribución de poder que existe en estos países, donde hay unas minorías enormemente poderosas, en alianza con grandes corporaciones (mal llamadas multinacionales, pues están todas ellas basadas en un Estado-nación, el cual las protege en sus intervenciones públicas).

Lo que debería ocurrir es una enorme redistribución de los recursos de los que tales países ya disponen, de manera que la demanda doméstica fuera el motor de la economía, en lugar de las exportaciones, las cuales solo benefician a sectores muy limitados de la población. El caso de China, que era, antes de que lo fuera Bangladesh, el proveedor de trabajo pésimamente pagado a las industrias textiles, muestra las grandes limitaciones de una economía orientada a las exportaciones. El llamado “milagro económico” chino se basa en una enorme opresión de las clases populares, con un claro ataque a su bienestar social, como muestra el aumento de la mortalidad infantil en las áreas rurales donde vive la mayoría de la población. Un tanto semejante ocurre ahora en Bangladesh.

El modelo basado en las exportaciones –que es el modelo neoliberal- se ha experimentado ya en América Latina, en África y en Asia, y ha sido un fracaso. Aparece sobre el papel como un gran éxito, pues el PIB crece de una manera muy marcada (tanto como crece el sector exportador) y, como consecuencia, el PIB per cápita promedio crece también muy significativamente. Pero los promedios no incluyen información sobre la distribución. En todos estos países ha habido una gran absorción de la riqueza por parte de unas minorías que controlan el poder político a costa del empobrecimiento de la mayoría de la población.

Y la evidencia científica que avala lo dicho es abrumadora. Los únicos países que han salido de la pobreza han sido los países que han llevado a cabo medidas redistributivas que aumentaron la capacidad adquisitiva de la población, convirtiéndose, con ello, la demanda doméstica en el mayor motor de la economía.

Y ahí está la raíz del problema que se evita que aparezca en los mayores medios de información. Si el gobierno de un país mal llamado pobre tomara estas medidas redistributivas, inmediatamente originaría una enorme hostilidad en los centros de poder de los países llamados desarrollados, hostilidad debida, en parte, al enorme poder que las compañas ligadas a la exportación tienen sobre los Estados de estas transnacionales (repito, mal llamadas multinacionales) y también en parte al poder de las clases más adineradas de los países desarrollados, que se solidarizan con las clases adineradas de los países mal llamados pobres. A ambos les entra pánico cuando oyen hablar y/o ven experiencias exitosas de redistribución de recursos, que perciben (correctamente) que afectaría negativamente a sus intereses. Es lo que mi amigo Jeff Faux, fundador del Economic Policy Institute, dijo en su momento: “la alianza de clases de los poderosos en el mundo”. Pero de esto, usted, lector, no leerá nada en los diarios, ni verá en la televisión.

Una última observación. La manera como se ha ido llevando la globalización en el mundo, bajo el criterio neoliberal, no ha beneficiado al mundo del subdesarrollo (véase Bangladesh), ni al mundo desarrollado (véase la destrucción de la industria textil catalana). Tiene que revertirse esta globalización, desglobalizando la economía internacional, creándose zonas regionales (como el MERCOSUR) y de integración económica de parecido nivel de desarrollo, evitando la reducción de salarios como medidas competitivas (la típica solución liberal), tema del que he escrito extensamente (ver mis dos libros en Ariel Económica, “Globalización económica, poder político y Estado del bienestar” y “Neoliberalismo y Estado del Bienestar”) y del cual escribiré en otro artículo.

Article de Vicenç Navarro publicat a la seva web

diumenge, 19 de maig del 2013

PACTEN CON LA CIUDADANÍA

Seguimos a vueltas con el pacto. Mientras el país se hunde los partidos y los sindicatos parecen pensar que la solución a todo pasa por un pacto. Es un misterio que nadie se ha molestado en explicar por qué un pacto, así, sin apellidos, va a sacarnos del hoyo. ¿Quieren decir que las políticas que se están haciendo darían resultado sólo porque los partidos pactaran seguir haciéndolas? ¿Quieren decir que la reforma laboral dará sus frutos si los sindicatos la apoyan? Un pacto con el PP ¿nos va a devolver la sanidad pública, universal y gratuita? Un pacto ¿va a financiar la ayuda a la dependencia? ¿Van a pactar una ley de aborto libre como pedimos las feministas? ¿Es posible pactar que la infame ley Wert desaparezca de la faz de la tierra? Un pacto sólo servirá para que todos –y no sólo el PP- salgan en la foto. Lo cierto es que con este empeño en un pacto imposible  esto del pacto lo que el PSOE y los sindicatos mayoritarios demuestran es que no se enteran de nada, que siguen sin escuchar a la calle pues, precisamente, esa imagen de los políticos “pactando” (pasteleando) entre ellos para salvarse ellos es parte del problema y no de la solución.

Ahora pretenden que “pacto” es  la palabra mágica, la purga de Benito; parece que basta con pactar para que salgamos de la crisis, baje el desempleo y vuelva la sociedad del (medio) bienestar que teníamos. Pactar creen ellos que tiene tan buena prensa que tod@s, del rey abajo, se apresuran a manifestar su buena voluntad para llegar a acuerdos. La realidad que muchas personas de izquierdas no queremos ningún tipo de pacto con l@s culpables de la crisis y de gestionarla de manera tan desastrosa. En este momento no cabe más pacto que uno que estableciera las bases para  una ruptura con lo existente y defendiera una vuelta a las políticas de izquierdas; uno que defendiera un cambio radical no sólo en las políticas que se vienen haciendo, sino también en los discursos (en el relato) y en los comportamientos públicos.

Si el PSOE pactara ahora con el gobierno del Partido Popular eso sólo vendría a demostrar que son intercambiables, que no hay diferencia ideológica entre ellos sino, si acaso –como dicen l@s enemig@s de lo político- diferencias de gestión que pueden obviarse si se pone buena voluntad. Lo último que queremos los y las votantes de izquierdas es un pacto con la derecha para legitimar las políticas de derechas y para contribuir con eso a frenar la contestación social y la posibilidad que se está abriendo de que se produzca un cambio real en el mapa político, que es lo único que puede salvarnos.

Cada vez que los grandes partidos pactan entre ellos a nosotr@s nos crujen. El último pacto público de calado que recuerde es aquel en el que se pusieron de acuerdo para constitucionalizar el déficit, es decir, para dar  respaldo constitucional a hacer lo que ahora hacen. Se pusieron de acuerdo en dos minutos y no necesitaron publicidad ninguna.

Pero la realidad es que los grandes partidos pactan todo el tiempo aunque no lo veamos o no lo comuniquen a la opinión pública. La realidad es que existe un pacto fundamental por repartirse el poder, por apoyar el bipartidismo y por mantener estas reglas de juego que les benefician y que son su hábitat político. El pacto que necesitamos es uno que rompa con lo conocido, con estas reglas de juego y se adentre en otros terrenos democráticos y nos dé esperanzas. Lo que necesitamos no es que pacten entre ellos, sino que pacten con nosotr@s. Y que no se equivoquen, ellos, los partidos, no son nosotr@s, no hay más que atender lo que dicen las encuestas. Así que sí, hace falta un pacto, un pacto constituyente que la izquierda firme con la ciudadanía y no con l@s culpables de esta monumental estafa. Que no nos vengan con cuentos.

Article de Beatriz Gimeno publicat a EL PLURAL

Font fotografia: http://www.elmundo.es/elmundo/2011/09/29/espana/1317314160.html 

dimecres, 15 de maig del 2013

Nuestra realidad: un mundo de ficción

Artículo publicado por Batto en EL FARO CRÍTICO

¿SABE EL NORCOREANO QUE EN SU PAÍS HAY PROPAGANDA?


¿Sabe el norcoreano que en su país hay propaganda? Si fueses un ciudadan@ medi@ de la obra de Orwell 1984, ¿serías consciente de que vives en un Estado totalitario? Si vivieses en la Alemania de los años 30, ¿tendrías la misma visión de Hitler y el nacional socialismo que tienes ahora? Y si estuvieses viviendo, tú, ahora mismo, inmerso en la lógica de un sistema de propaganda, ¿crees que te darías cuenta?
 
            El éxito fundamental, básico, de un sistema de propaganda está en que las personas implicadas no sepan que aquello que están leyendo, viendo, escuchando, creyendo, es en realidad propaganda. La propaganda va mucho más allá de la adulación a determinado grupo político o la exaltación de una ideología concreta. La propaganda actúa, sobre todo, en la interpretación de la realidad que hace una sociedad. La propaganda llega a lo más profundo de las personas, a ese rincón íntimamente relacionado con tus valores, con tus conclusiones, con las creencias en torno a las cuales fundamentas todos tus actos, ideas y proyecto de vida. Ese rincón tan ligado al Yo, al Ego, que atacarlo deja de ser un debate ideológico para convertirse en una “agresión” al individuo en cuestión, que automáticamente reacciona a la defensiva, sin argumentos ideológicos o coherentes, sin amplitud de miras, para salvaguardar su propia identidad.

            Es para tod@s muy sencillo mirar un país con un régimen diferente y distinguir, con un simple vistazo, todos los elementos descarados de propaganda. Cuando miramos desde fuera vemos muy claramente cómo actúa la propaganda pero, ¿tenemos esa misma claridad cuando miramos desde dentro? Una de los “recuerdos” que traje de Cuba, y que a todo el mundo que lo ve le llama la atención, es un “pinta y colorea” infantil de Playa Girón, donde el niño/a debe poner color a Fidel Castro haciendo frente a la “invasión mercenaria”. Nadie duda de que eso es un ejemplo claro de politización o adoctrinamiento infantil. Sin embargo, ¿cuántos hemos jugado de pequeñ@s a Call of Duty, Medal of Honor, Splinter Cell u otros tantos juegos en los que éramos soldados norteamericanos matando a gente de otros países, a “enemigos”, siguiendo su propia visión de la Historia y su división del mundo en “malos” y “buenos”? ¿No es exactamente el mismo tipo de adoctrinamiento? ¿Por qué uno salta a la vista y con el otro convivimos durante décadas sin planteárnoslo o consideramos que es “sólo un juego”?

            La mayoría de la gente cree que la propaganda va referida exclusivamente a lo que consideramos “político”: partidos, campañas electorales, dictaduras o medios de prensa (todo el mundo sabe que hay, al menos en teoría, periódicos de diversas corrientes ideológicas). Pero el mayor éxito del capitalismo ha sido el de mostrarse a sí mismo, a su sociedad de consumo y a su forma de funcionar como algo ajeno a las ideologías, como una ley natural, como algo que “está ahí” y punto. Por eso el grueso de la propaganda capitalista no es considerada como propaganda política: creemos que es lo normal, que es parte lógica de la sociedad humana, que no tiene importancia.

            La parte más peligrosa de este modelo de propaganda no está sólo en los noticieros, los periódicos y los discursos. Está en algo más cotidiano: el cine, las series, los programas de televisión, las revistas, los grupos musicales de moda y sus videoclips, los cómics, los anuncios publicitarios.

            Desconfiamos de los políticos y de la prensa, pero disfrutamos el cine, tenemos una vinculación emocional con personajes y series que nos han acompañado en nuestra infancia, con marcas que están impresas en nuestros recuerdos. Y a través de todo este imaginario construimos una visión de la realidad que es la que realmente legitima de forma profunda el sistema capitalista, su escala de valores y la parte de su mundo que quiere que veamos.

            Porque, desde luego, sus series y películas no nos muestran el mundo real. Hemos mamado del mundo de las familias blancas, principalmente norteamericanas, de clase media-alta (cuando no directamente millonarias). Hemos entendido sus historias de amor, sus problemas, sus actividades de ocio y consumo, su discurso político, sus valores y sus modas como lo “normal”, la norma en este mundo. La parte crítica la hemos visto en los barrios de negr@s y latin@s también de Estados Unidos y de forma carente, por lo general, de discurso político alternativo. Al resto del mundo, si lo vemos alguna vez, aparece de forma confusa, caótica: guerrillas, terrorismo, dictaduras, conflictos armados, inestabilidad, sin explicar las causas, las realidad. ¿Qué pasa ahí? Mejor no acercarse... En todo caso, algún director progre o directamente de izquierdas nos permitirá ver ese mundo con ojos críticos... a través de un blanco occidental de clase media.

            Es decir, que hemos construido nuestra imagen de cómo es el mundo que nos rodea en torno al modelo de vida (profundamente insostenible, además) de una minoría mundial, y hemos pensado que ésa es la norma, que lo raro, lo anormal, era lo que se salía de ese esquema. Hemos visto el mundo desde una mirada “ricocentrista”, etnocéntrica, falocéntrica, antropocéntrica... y a partir de esta visión profundamente sesgada creamos nuestras aspiraciones, nuestra escala de valores, nuestro concepto de éxito y, lo que es peor, nuestra idea de los conflictos históricos.

            Las películas del oeste nos enseñaron que los indios, que se defendían de colonos que les robaban las tierras y asesinaban, eran los malos. Las películas de la guerra de Vietnam nos enseñaron a empatizar con los soldados de un ejército invasor, pero nunca se pusieron en la piel del pueblo vietnamita, nunca contaron el por qué de ese conflicto...

            ¿Te has planteado cuántas de las opiniones y certezas que tienes no vienen de tu propia reflexión crítica, sino de la imagen mediática que han construido para ti? La imagen que tienes del mundo islámico, ¿la has construido a partir de lecturas, de investigar, de empatizar, de compartir, comparar y analizar; o a través del imaginario de los mass media occidentales? ¿De dónde viene tu opinión sobre Hugo Chávez? ¿Y sobre los movimientos “antisistema”? ¿Y sobre la naturaleza y el ecologismo? ¿Y tu idea de cómo debe ser una relación de pareja? ¿Y tu ideal sobre el cuerpo de una mujer? ¿Y sobre la democracia y la guerra? ¿Y sobre el progreso? ¿Y sobre riqueza y pobreza?

            Con una población sumida en una auténtica realidad paralela, completamente ajena a lo que pasa fuera, analfabeta en lo que se refiere a política, economía, sociología o historia, que vive mirándose al ombligo y que sólo aspira a tenerlo todo y tenerlo ahora, es sumamente fácil movilizar ese imaginario para legitimar las mayores atrocidades, limpiar las conciencias o, lo que es más importante, conseguir que nunca se planteen algunas de esas preguntas clave  cuyas respuestas pueden resultar... incómodas.

            He aquí el éxito brutal, aplastante, del sistema de propaganda capitalista de las últimas décadas, que ha borrado la historia, los discursos, el pasado y el futuro y nos ha hecho vivir en el presente continuo individualista de una pompa de jabón... que tarde o temprano reventará.

"la noticia más importante de los últimos días, con gran diferencia, ha quedado relegada a la nada en la mayoría de medios de comunicación"

Imagine que su vivienda amanece un día con las paredes cubiertas de humedades y grietas. Los muros maestros están torcidos y los suelos levantados. El tejado presenta goteras, y los cimientos dan muestras de debilidad. Su casa, derrotada por los elementos, amenaza derrumbarse. A partir de ese momento, ¿cuál sería la principal de sus preocupaciones? Déjeme adivinar: el futuro de su hogar. Es decir, que volcaría todos sus esfuerzos en tapar grietas, reforzar muros y cubrir techos para evitar el derrumbe, para seguir teniendo un lugar donde vivir.

Consideramos la vivienda como la primera necesidad, como un derecho. Viene siendo así desde la época de las cavernas: el lugar donde reposamos, guardamos los alimentos o nos sentimos cómodos y seguros, condiciona el resto de circunstancias y aspectos de  nuestra existencia.

Por eso no deja de sorprenderme el desprecio absoluto por el medio ambiente, por el planeta donde vivimos. Creo sinceramente que la noticia más importante de los últimos días, con gran diferencia, ha quedado relegada a la nada en la mayoría de medios de comunicación. Un breve, como mucho un faldón, generalmente ni una línea…

El nivel de dióxido de carbono, el gas que más contribuye al calentamiento global, ha alcanzado su nivel máximo en la historia de la evolución humana. Lo contaba la pasada semana el New York Times. Es decir, que todas las promesas de los países más poderosos de la Tierra sobre el descenso de la contaminación y el control del clima eran patrañas. No controlamos las emisiones provocadas por la actividad humana. Seguimos contaminando a niveles insoportables. Nos acercamos al colapso ecológico definitivo.

El caos climático puede provocar el final del planeta tal y como los conocemos. Nuestra casa se derrumba, y nosotros nos interesamos por la degradación de los neumáticos del Ferrari de Fernando Alonso, el tanto por cierto de catalanes que no ve posible la independencia o si la nueva ola de liquidez dispara el apetito por activos de riesgo entre los inversores y alienta el peligro de una nueva burbuja. Un signo de estupidez. O de no estar bien informados…

Los medios de comunicación marcan la agenda de los ciudadanos, puesto que deciden aquello que debe interesarnos y aquello que no. Un grave problema, dado que en sus manos está la posibilidad de que los ciudadanos sean críticos o acomodados, sin criterio. Ciudadanos que pueden llegar a prestar más atención a la boda de la Duquesa de Alba, o a la mala educación de un entrenador de fútbol, que al mayor reto al que se ha enfrentado nunca la Tierra: sobrevivir…

Artículo de Isaac Pérez Albéniz publicado en CUARTO PODER

De incidentes en la Universidad Complutense o de seis millones doscientos mil parados

Cuando miras hacia atrás y contemplas el franquismo, no te mueres de vergüenza porque ves a mucha gente que se la jugó protestando contra la dictadura. Casi siempre estaban ahí estudiantes de la Universidad Complutense. Dejaron unos cuantos muertos camino de esta democracia. A uno lo asesinaron tirándolo por una ventana. Enrique Ruano. Estudiaba derecho. Su asesinato lo justificó Fraga, el que fundó el Partido Popular. A Mari Luz Nájera, de Sociología, la asesinaron en una manifestación a favor de nuestra democracia. O de una que, pensaban, iba a ser mejor. A otra, Yolanda González la asesinaron fascistas. A su asesino, Hellín, luego lo contrataron los cuerpos de seguridad del Estado, que se acostaron fuerzas del orden y se levantaron demócratas cuando murió Franco. Ahí tienen razón los neoliberales: lo que te regalan no lo aprecias.

Hoy, el mismo día que estamos esperando nuevos recortes anunciados por Rajoy, cuando la red corrupta Gürtel que llevó al gobierno al PP sigue impune, cuando el Banco Santander anuncia 12000 millones de beneficios, cuando vemos a Grecia morirse de hambre por seguir los dictados que aquí nos quieren dictar, cuando sabemos que ya son seis millones doscientos mil los parados y paradas en nuestro país, vuelven a detener a estudiantes. Qué cosas terribles habrán hecho. Seguro que mucho peores que Urdangarín, que Bárcenas, que tantos otros. Los estudiantes siempre son peligrosos. Siembran ejemplo. ¿Han impedido las clases? Otros están impidiendo que puedan estudiar, que tengan acceso a la salud, que tengan trabajo. Su Ministro, el de educación, les ha dicho que se vayan a estudiar fuera.Los profesores sólo nos indignamos cuando nos quitan la paga extra. Aunque ya ni siquiera. Hoy los que vaciaron los bancos almorzarán caro y cenarán caro. Hay estudiantes que lo van a hacer en los juzgados de Plaza Castilla.

La Universidad Complutense saca un comunicado: “Un grupo minoritario de personas ha ocupado de forma violenta las Facultades de Trabajo Social y Políticas y Sociología, ubicadas en el mismo edificio, impidiendo el acceso y el normal funcionamiento de ambos centros. Ante esta situación, se pondrán en marcha los medios necesarios para restablecer la actividad académica y administrativa habitual. Joaquín Goyache. Vicerrector de Organización”

Pobre Vicerrector. En qué papeles les mete a algunos nuestro sistema. Al final, aunque no quieras, te terminan poniendo del lado de tus verdugos. ¿O no es el PP el que está estrangulando a la Universidad pública? Cuando miremos para atrás, cada cual verá el reflejo que pueda.

En nuestra democracia, pasar por la cárcel ya parece ser una cuestión de decencia. 

Article de Juan Carlos Monedero publicat al seu bloc COMIENDO TIERRA


diumenge, 12 de maig del 2013

COMUNES: UNA VIEJA IDEA MUY ACTUAL

Para imponerse, el capitalismo tuvo que destruir la autonomía de la reproducción social de las comunidades campesinas; así fue en la Europa medieval, en la América moderna y en el África contemporánea. Pero los comunes han sobrevivido y amenazan con contraatacar al neoliberalismo actual.

Las empresas y mercados capitalistas demuestran una y otra vez que no están pensadas para una gestión sostenible de la vida en el planeta. Los Estados del bienestar absorbieron algunas de las tareas de la reproducción social (pensiones, sanidad, educación, derechos laborales) pero hoy las privatizan y eliminan sin pestañear. Se extiende la idea de que hay que construir nuevas bases para nuestras sociedades: bases más democráticas y sostenibles. Aquí aparecen los comunes, una suerte de derechos económicos que garantizaban y garantizan en muchas partes del mundo el acceso a recursos necesarios para la vida (agua, bosques, tierras) pero también su gestión comunitaria, es decir, la participación y la responsabilidad de la comunidad en su reparto y sostén.

La usurpación de estos derechos por parte del naciente capitalismo en la Europa tardomedieval supuso la primera expropiación de los medios de producción y reproducción: sin tierras y sin bosques los campesinos se convirtieron en proletarios. Digamos que no nacimos proletarios, sino que el capitalismo nos hizo proletarios al privatizar lo que era de todos. Así ocurrió en todo el mundo, con la conquista de América y la colonización de África y Asia, y así ocurre continuamente, cuando el capitalismo nos proletariza al quitarnos nuestro acceso a la sanidad, a la educación o al conocimiento, recursos construidos entre todos y que nos hacen más fuertes ante la dependencia salarial.
 
La lucha por los comunes es por tanto una lucha antigua, anticapitalista y democrática, que podemos ver actualizada hoy en día en la lucha por una educación no mercantilizada, que puedan gestionar de forma directa profesores, padres y alum­nos, o en la lucha por un internet de libre e igual acceso, construido cada día por la comunidad online. Estos ejemplos son especialmente relevantes, porque el quid de la propuesta es esta construcción colectiva de asuntos comunes y de las normas que rigen su uso y disfrute, lo que a su vez genera y asienta comunidades diversas. No solo bienes gestionados de forma comunitaria sino construcción de comunidad (y democracia) en torno a la gestión de los recursos necesarios para la vida. De forma sintética podemos decir:

1. Los comunes no son un intento de regreso nostálgico a un pasado bucólico y feliz. Son experiencias vivas en muchas partes del mundo, no exentas de conflictos y negociaciones, que pretenden garantizar de forma democrática el acceso universal a y la sostenibilidad de los recursos; por lo tanto, desbordan la lógica de acumulación y superan la sociedad capitalista.

2. Los comunes no son “lo que es de todas y de nadie a la vez”, campos abiertos sin regulación. Son procesos orga­nizados de (re)produc­ción que precisan de comunidades (porosas, inclusivas, diversas y superpuestas) que garanticen esta sostenibilidad y este acceso universal a los recursos.

3. La lucha por los comunes está en marcha: no deben ser una forma más eficaz de gestionar recursos para su integración en el sistema capitalista, como pretende el Banco Mundial; ni deben servir para la externalización de los costes de reproducción social que hace posible la producción capitalista, sino para construir autonomía, igualdad y democracia económica.

En las luchas en marcha por la democracia y por nuestros derechos económicos, la hipótesis de los comunes nos puede resultar tremendamente útil. Si quieres bajarla todavía más a tierra, descárgate nuestra Carta de los Comunes.

'Tenere Taqquim Tossam' | Tinariwen
El grupo tuareg más famoso del mundo le canta al desierto del Teneré como el sustrato material de la vida de l@s tuaregs, que compensan la escasez de recursos con su reparto igualitario: “El agua es la vida y el alma de todos mis herman@s”.

Article publicat a la revista DIAGONAL

No et perdis els articles relacionats:

Kaos en la Red:

Gira de Peter Linebaugh, autor de "El Manifiesto de la Carta Magna". Madrid, Zaragoza, Barcelona. 

Font fotografia:

http://www.traficantes.net/var/trafis/storage/images/digscene2/300073-1-esl-ES/digscene_large.gif