dimecres, 8 de juliol del 2015

La tolerancia represiva del multiculturalismo

Reproducimos a continuación un fragmento del libro En defensa de la intolerancia, del piscoanalista y filósofo esloveno Slavoj Žižek. El autor expone en el capítulo titulado "La tolerancia represiva del multiculturalismo", el sentimiento de superioridad eurocéntrico, (y, por tanto, indirectamente racista), que encierra el tan ponderado respeto a la multiculturalidad. Así mismo, Žižek analiza el uso que el stablishment hace de este concepto/actitud cómo arma despolitizadora en una sociedad cuya metrópoli ha sido convertida, irremediablemente, en una colonia más por los intereses económicos transnacionales. Quizás es hoy, cuando el concepto "transnacional", aplicado a la economía, alcanza un significado nuevo, al haber sido pulverizados los límites entre metrópoli y colonia, devaluando el concepto de Estado-Nación a la categoría de territorio dominado administrado por una potencia extranjeraExtranjera por el carácter desterritorializado de la supraeconomía.    
La administradora del blog
En nuestra era del capitalismo global, ¿cuál es, entonces, la relación entre el universo del Capital  y la forma del Estado-Nación? "Autocolonización", quizá sea la mejor manera de calificarla: con la propagación directamente multinacional del Capital, ha quedado superada la tradicional oposición entre metrópoli y colonia; la empresa global, por así decir, cortó el cordón umbilical con su madre-patria y trata ahora a su país de origen igual que cualquier otro territorio por colonizar. Esto es lo que tanto molesta a los patrióticos populistas de derechas, desde Le Pen a Buchanan: las nuevas multinacionales no hacen distingos entre las poblaciones de origen, de Francia o EEUU, y las de México, Brasil o Taiwan. Tras la etapa del capitalismo nacional, con su proyección internacionalista/colonialista, el cambio autorreferencial del actual capitalismo global, ¿no puede interpretarse como una suerte de justicia poética, una especie de "negación de la negación"? En un principio (un principio ideal, claro está), el capitalismo se quedaba en los confines del Estado-Nación, y hacía algo de comercio internacional (intercambios entre Estados-Nación soberanos); vino después la fase de la colonización, en la que el país colonizador sometía y explotaba (económica, política y culturalmente) al país colonizado; la culminación de este proceso es la actual paradoja de la colonización: sólo quedan colonias y desaparecieron los países colonizadores; el Estado-Nación ya no encarna el poder colonial, lo hace la empresa global. Con el tiempo, acabaremos todos, no ya sólo vistiendo camisetas de la marca Banana Republic, sino viviendo en repúblicas bananeras.

La forma ideológica ideal de este capitalismo global es el multiculturalismo: esa actitud que, desde una hueca posición global, trata todas y cada una de las culturas locales de la manera en que el colonizador suele tratar a sus colonizados: "autóctonos" cuyas costumbres hay que conocer y "respetar". La relación entre el viejo colonialismo imperialista y la actual autocolonización del capitalismo global es exactamente la misma que la que existe entre el imperialismo cultural occidental y el multiculturalismo.  Al igual que el capitalismo global supone la paradoja de la colonización Estado- Nación colonizador, el multiculturalismo promueve la eurocéntrica distancia y/o respeto hacia las culturas locales no europeas. Esto es, el multiculturalismo es una forma inconfesada, invertida, autoreferencial de racismo, un "racismo que mantiene las distancias": "respeta" la identidad del Otro, lo concibe como una comunidad "auténtica" y cerrada en sí misma respecto de la cual él, el multiculturalista, mantiene una distancia asentada sobre el privilegio de su posición universal. El multiculturalismo es un racismo que ha vaciado su propia posición de todo contenido positivo, (el multiculturalista no es directamente racista, por cuanto no contrapone al Otro los valores particulares de su cultura), pero, no obstante, mantiene su posición en cuanto privilegiado punto hueco de universalidad desde el que se puede apreciar, (o despreciar), las otras culturas. El respeto multicultural por la especificidad del Otro no es sino la afirmación de la propia superioridad.

Fuente fotografía: http://poesiaydestruccion.blogspot.com.es/2015/01/slavoj-zizek-habla-sobre-la-matanza-de.html

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