Seguimos a vueltas con el pacto. Mientras el país se hunde los
partidos y los sindicatos parecen pensar que la solución a todo pasa por
un pacto. Es un misterio que nadie se ha molestado en explicar por qué
un pacto, así, sin apellidos, va a sacarnos del hoyo. ¿Quieren decir que
las políticas que se están haciendo darían resultado sólo porque los
partidos pactaran seguir haciéndolas? ¿Quieren decir que la reforma
laboral dará sus frutos si los sindicatos la apoyan? Un pacto con el PP
¿nos va a devolver la sanidad pública, universal y gratuita? Un pacto
¿va a financiar la ayuda a la dependencia? ¿Van a pactar una ley de
aborto libre como pedimos las feministas? ¿Es posible pactar que la
infame ley Wert desaparezca de la faz de la tierra? Un pacto sólo
servirá para que todos –y no sólo el PP- salgan en la foto. Lo cierto es
que con este empeño en un pacto imposible esto del pacto lo que el
PSOE y los sindicatos mayoritarios demuestran es que no se enteran de
nada, que siguen sin escuchar a la calle pues, precisamente, esa imagen
de los políticos “pactando” (pasteleando) entre ellos para salvarse ellos es parte del problema y no de la solución.
Ahora pretenden que “pacto” es la palabra mágica, la purga de
Benito; parece que basta con pactar para que salgamos de la crisis, baje
el desempleo y vuelva la sociedad del (medio) bienestar que teníamos.
Pactar creen ellos que tiene tan buena prensa que tod@s, del rey abajo,
se apresuran a manifestar su buena voluntad para llegar a acuerdos. La
realidad que muchas personas de izquierdas no queremos ningún tipo de
pacto con l@s culpables de la crisis y de gestionarla de manera tan
desastrosa. En este momento no cabe más pacto que uno que estableciera
las bases para una ruptura con lo existente y defendiera una vuelta a
las políticas de izquierdas; uno que defendiera un cambio radical no
sólo en las políticas que se vienen haciendo, sino también en los
discursos (en el relato) y en los comportamientos públicos.
Si el PSOE pactara ahora con el gobierno del Partido Popular eso sólo
vendría a demostrar que son intercambiables, que no hay diferencia
ideológica entre ellos sino, si acaso –como dicen l@s enemig@s de lo
político- diferencias de gestión que pueden obviarse si se pone buena
voluntad. Lo último que queremos los y las votantes de izquierdas es un
pacto con la derecha para legitimar las políticas de derechas y para
contribuir con eso a frenar la contestación social y la posibilidad que
se está abriendo de que se produzca un cambio real en el mapa político,
que es lo único que puede salvarnos.
Cada vez que los grandes partidos pactan entre ellos a nosotr@s nos
crujen. El último pacto público de calado que recuerde es aquel en el
que se pusieron de acuerdo para constitucionalizar el déficit, es decir,
para dar respaldo constitucional a hacer lo que ahora hacen. Se
pusieron de acuerdo en dos minutos y no necesitaron publicidad ninguna.
Pero la realidad es que los grandes partidos pactan todo el tiempo
aunque no lo veamos o no lo comuniquen a la opinión pública. La realidad
es que existe un pacto fundamental por repartirse el poder, por apoyar
el bipartidismo y por mantener estas reglas de juego que les benefician y
que son su hábitat político. El pacto que necesitamos es uno que rompa
con lo conocido, con estas reglas de juego y se adentre en otros
terrenos democráticos y nos dé esperanzas. Lo que necesitamos no es que
pacten entre ellos, sino que pacten con nosotr@s. Y que no se
equivoquen, ellos, los partidos, no son nosotr@s, no hay más que
atender lo que dicen las encuestas. Así que sí, hace falta un pacto, un
pacto constituyente que la izquierda firme con la ciudadanía y no con
l@s culpables de esta monumental estafa. Que no nos vengan con cuentos.
Article de Beatriz Gimeno publicat a EL PLURAL
Font fotografia: http://www.elmundo.es/elmundo/2011/09/29/espana/1317314160.html
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