dimecres, 15 de maig del 2013

"la noticia más importante de los últimos días, con gran diferencia, ha quedado relegada a la nada en la mayoría de medios de comunicación"

Imagine que su vivienda amanece un día con las paredes cubiertas de humedades y grietas. Los muros maestros están torcidos y los suelos levantados. El tejado presenta goteras, y los cimientos dan muestras de debilidad. Su casa, derrotada por los elementos, amenaza derrumbarse. A partir de ese momento, ¿cuál sería la principal de sus preocupaciones? Déjeme adivinar: el futuro de su hogar. Es decir, que volcaría todos sus esfuerzos en tapar grietas, reforzar muros y cubrir techos para evitar el derrumbe, para seguir teniendo un lugar donde vivir.

Consideramos la vivienda como la primera necesidad, como un derecho. Viene siendo así desde la época de las cavernas: el lugar donde reposamos, guardamos los alimentos o nos sentimos cómodos y seguros, condiciona el resto de circunstancias y aspectos de  nuestra existencia.

Por eso no deja de sorprenderme el desprecio absoluto por el medio ambiente, por el planeta donde vivimos. Creo sinceramente que la noticia más importante de los últimos días, con gran diferencia, ha quedado relegada a la nada en la mayoría de medios de comunicación. Un breve, como mucho un faldón, generalmente ni una línea…

El nivel de dióxido de carbono, el gas que más contribuye al calentamiento global, ha alcanzado su nivel máximo en la historia de la evolución humana. Lo contaba la pasada semana el New York Times. Es decir, que todas las promesas de los países más poderosos de la Tierra sobre el descenso de la contaminación y el control del clima eran patrañas. No controlamos las emisiones provocadas por la actividad humana. Seguimos contaminando a niveles insoportables. Nos acercamos al colapso ecológico definitivo.

El caos climático puede provocar el final del planeta tal y como los conocemos. Nuestra casa se derrumba, y nosotros nos interesamos por la degradación de los neumáticos del Ferrari de Fernando Alonso, el tanto por cierto de catalanes que no ve posible la independencia o si la nueva ola de liquidez dispara el apetito por activos de riesgo entre los inversores y alienta el peligro de una nueva burbuja. Un signo de estupidez. O de no estar bien informados…

Los medios de comunicación marcan la agenda de los ciudadanos, puesto que deciden aquello que debe interesarnos y aquello que no. Un grave problema, dado que en sus manos está la posibilidad de que los ciudadanos sean críticos o acomodados, sin criterio. Ciudadanos que pueden llegar a prestar más atención a la boda de la Duquesa de Alba, o a la mala educación de un entrenador de fútbol, que al mayor reto al que se ha enfrentado nunca la Tierra: sobrevivir…

Artículo de Isaac Pérez Albéniz publicado en CUARTO PODER

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