Y ya digo, uno lo entiende, que estas condiciones las quieran
recuperar los políticos y empresarios sin escrúpulos. Lo que ya le
cuesta más concebir es que, tras un larguísimo periodo en el que las
relaciones laborales no han sido así, en el que la gente ha aprendido a
luchar por sus derechos y a trabajar con dignidad, esos individuos sean
tan tarados (lo utilizo como se hace en el lenguaje coloquial) que ni
siquiera sepan disimular y llevar a cabo su retroceso con discreción.
Creo que todos nos condenamos y perdemos mucho más por lo que decimos
que por lo que hacemos, y que se tolera mejor el doblegamiento y la
explotación que la chulería y el recochineo. Son estos últimos los que a
veces llevan a la gente a saltar, a agarrar una tea e incendiar unas
oficinas o un banco, o a agredir al cretino de turno que ofende además
de pisotear. La CEOE –los empresarios españoles– parece estar en manos
de completos idiotas desde hace mucho, ellos sabrán por qué los eligen, o
quizá es que en sus filas no hay más. Fue Presidente suyo Díaz-Ferrán,
que no se abstuvo de soltar vilezas antes de parar en la cárcel acusado
de delitos de gravedad. Ahora la preside Juan Rosell, que recientemente
ha hablado de los “privilegios” de los contratos indefinidos (se refería
a derechos, pero para él es “privilegio” cuanto no sea sometimiento e
indefensión del trabajador) y ha propuesto retirárselos para
incrementárselos a los contratos temporales, como si eso fuera a ser
verdad. Es tan falso como que la reducción de salarios redunde en mayor
empleo: redunda tan sólo en el dinero que los empresarios se ahorran y
guardan, y eso lo saben hasta las cabras, aunque no el FMI ni el
comisario europeo Olli Rehn.
Rosell ha destacado que los temporales son el 90% de los contratos
que se hacen, y ha añadido como un ceporro: “y gracias”. Esa chulería y
ese recochineo encorajinan a la gente infinitamente más que las propias
condiciones abusivas de la “reforma laboral” de este Gobierno. Como, más
que ver emigrar a los vástagos porque no encuentran empleo aquí, a los
padres los enfurece que Esperanza Aguirre afirmara: “Los jóvenes se van
por espíritu aventurero”, o que Fátima Báñez, precisamente Ministra de
Empleo, redujera el forzoso éxodo a mera “movilidad exterior”. O que el
de Educación, Wert, sostuviera que si los chicos no estudian, no es por
las caras tasas que ha impuesto, sino porque muchas familias “no quieren
dedicar dinero a la educación de sus hijos”; cuando es sabido que es lo
primero que los padres procuran desde tiempo inmemorial. Aún más que
ver a sus niños malnutridos, a la gente le indigna que los tertulianos
afines al PP critiquen que en Andalucía se les diera una modesta
merienda a esos críos y la califiquen de abuso al contribuyente y
clamen: “Ya, y qué más. Que les regalen también una bici, si te parece”.
He hablado otras veces de la conveniencia de la hipocresía. Cuando
los empresarios y políticos son tan zotes que prescinden de ella y se
dedican a chulearse, están tensando demasiado la cuerda, y ninguno
queremos ver agresiones ni teas. Lo sabe cualquiera que haya leído dos
libros de historia. Ya se ve que estos sujetos ni siquiera han leído uno
en su vida. ¿Qué hacen ahí, tamaños lerdos?
Artículo publicado en El País
Fuente fotografía: http://raulandreutena.blogspot.com.es/2011/08/galeras-remar.html
0 comentaris:
Publica un comentari a l'entrada